Entradas

Trastorno / Suspenso

Lo único que podía escuchar era el ruido del segundero del enorme reloj de pared que se encontraba en el consultorio. Faltaban exactamente dos minutos para que mi sesión terminara y mi mente se sentía aún extraviada. –…soy una persona inestable– continué diciendo al ver la mirada de la psiquiatra sobre mi –tengo miedo de perder lo que me hace feliz. Entonces lo acoso y lo abrumo hasta que no puede más y termina odiando mi presencia, hartándose de ella. –Entiendo el punto, me parece algo con lo que he tratado muchas veces, aunque en mayor grado. Tal vez en este caso solo hubiera bastado un psicólogo– me dijo observándome con curiosidad –no creo que eso sea un trastorno. Yo sonreí y le sostuve la mirada –Créame, lo es. Siempre supe que había algo diferente conmigo, en realidad era incontrolable y doloroso. Desde joven fui una persona muy aprehensiva, celosa y temerosa de perder lo que la vida me daba. Temía encariñarme demasiado con alguien y que de pronto se fuera, me negaba a permitir

El rostro / suspenso

Toda mi vida me cuestioné sobre cosas extrañas y aterradoras, me producían una inquietud que encontraba satisfactoria, sin embargo, había una de ellas en la que no me atrevía a profundizar demasiado. Era el rostro que tendría la muerte. Pasaba tiempo indefinido pensando en lo aterrador que debía ser e incluso imposible de representar para una pobre mente que apenas podía comprender la complejidad de la vida, pero jamás me atreví a crear una imagen mental propia. El cuestionamiento me asaltaba de pronto, pero se iba conforme pasaban los minutos, las horas y los días. No fue sino hasta una extraña noche en que aquella pregunta volvió a invadir mis pensamientos, varios años después, y comenzó a inquietarme sin entender los verdaderos motivos. Jamás vería a la muerte a la cara, podía incluso asegurar que quizás no tuviera un rostro, sino que se manifestaría como un profundo y devorador abismo que no haría más que arrastrarme a su eterna profundidad y mantenerme en ella por siempre; aunque

La séptima noche

Han pasado seis noches desde que mamá se fue, desapareció sin dejar rastro alguno y mi padre, desde entonces, se transformó. Parece como si se encontrara confundido. En realidad no entiendo muy bien lo que ocurre pero desde ese día todos nos escondemos de él. Hace dos días que mi hermana mayor decidió ir a ver si todo estaba en orden y ya no volvió. Kim, mi segundo hermano mayor nos dice todo el tiempo que las cosas estarán bien y que pronto todo terminará, pero se que por las noches no duerme y quizás eso ha comenzado a afectarlo. Nos aprovisionamos con comida y agua para seis días y nos ocultamos en el armario de la recámara más alejada de la casa. No podemos salir, no podemos hacer ruido alguno, simplemente quedarnos y, quizás, hablar en voz muy baja. Se que papá nos busca, y Kim, al parecer, teme que nos encuentre. Esta es la séptima noche, sabía que, después de varios días, todos mis hermanos finalmente podrían dormir tranquilos, no se han movido ni han hecho ruido alguno desde ha